Una de las grandes teorías que argumento cada tanto con la gente es que, a pesar de la creencia popular, los 90 no terminaron el 31 de diciembre de esa medianoche, sino el 11 de septiembre del 2001. El atentado a las torres gemelas ese año puso fin a toda una década que nos prometía un futuro azul, metálico y rodeado de nuevas tecnologías. Los 2000 no llegaron con el optimismo del diseño y publicidad de temas como los que cantaban algunas de las boybanbd del momento, sino que venían con el aplastante pesimismo de discos como el Nevermind de Nirvana o el aún más acertado Ok Computer de Radiohead (que, con el correr de los años terminó cobrando aún más vigencia).
En este contexto de cambios tecnológicos, un futuro prometedor y un internet en pañales, hubo un hecho que amenazó con poner un punto final a la civilización como se conocía en aquel momento: el Y2K o el Error del 2000.
El efecto Y2K (también llamado “el error del milenio” o “Y2K bug”) fue un problema informático que surgió por cómo las computadoras y los sistemas registraban las fechas antes del año 2000.

¿Qué pasó?
En las décadas de los 60, 70 y 80, muchas computadoras y programas almacenaban las fechas usando solo dos dígitos para el año. Por ejemplo:
- 1975 = 75
- 1998 = 98
Cuando se acercaba el año 2000, la preocupación era que los sistemas interpretarían el “00” como 1900 en lugar de 2000. Esto podía causar errores en cálculos de fechas, vencimientos de contratos, operaciones bancarias, control de sistemas industriales y más.

¿Por qué fue un problema?
Miles de sistemas financieros, de transporte, salud y gobierno dependían de software que no estaba preparado para el “cambio de siglo”. Algunos temían:
- Caídas de redes eléctricas.
- Fallos masivos en bancos o sistemas de tarjetas de crédito.
- Problemas en aviones, hospitales o fábricas automatizadas.
¿Qué ocurrió finalmente?
Hubo una movilización global de empresas, gobiernos y especialistas para revisar y actualizar millones de líneas de código. Al llegar la medianoche del 1 de enero del 2000, no ocurrió ningún colapso importante, solo fallos menores en algunos sistemas secundarios. Esto se debió al trabajo preventivo de los años previos.
La moda y el diseño
Recordar cómo era el diseño de la segunda mitad de los noventa hasta principios de los dos mil es sencillo. Ropa metalizada, azul, plateado y claras referencias hacia un futuro que nunca llegó. Los pantalones de tiro bajo, anchos en las piernas y las remeras cortas y coloridas, entre los outfits de lo que se podia ver en videos musicales o películas. Basta con pensar en Matrix (desde el lado más oscuro) o El Quinto Elemento como propulsores de la estética. Otro excelente referente (hasta en la temática) es la hoy ridiculizada y elevada al estatus de cultivo “Hackers”.

Pero, ¿Terminó el mundo?
Probablemente si. Mientras todos mirábamos Malcom in the Middle en Fox e íbamos a cibercafes, la tecnología comenzó a avanzar de una manera avasallante que ni siquiera la vimos. Internet empezó a colarse poco a poco en nuestras casas de forma más accesible, conectándonos ya no solamente a través de ICQ (como lo hacían los privilegiados de principios de los 90) sino ahora a través del MSN. RECORDADO programa dosmilero.

El mundo el 1 de enero no terminó. El 2000 no supuso el fin de la existencia ni de la humanidad ni de la tecnología, sino que fue el primer paso a un futuro no tan brillante como lo prometido en la globalización, sino más bien oscuro y lleno de ansiedad, como advirtió Tom York ya desde la portada del álbum mencionado párrafos atrás.
La estetica y2k fue dejando paso y lugar a otras mas oscuras, liugadas ya no tanto con el futurismo y el new metal, sino mas bien con Gerard Way vestido de negro con corbata roja, flequillos hacia los costados, chupines y converse. El mundo prometido desde 1995 en adelante terminó en 2001. No hay futuro, ni máquinas especiales, ni autos voladores. Internet dejó de ser un ciberespacio y se convirtió, de manera paulatina, en una segunda realidad, con personas teniendo una doble vida y que ya, para estos gloriosos años 20, terminaron de borrar fronteras entre lo real y lo virtual.

Hoy de a poco, la cultura Y2K comenzó a regresar, tanto en su estética (ver los videos de Emilia Mernes o Tini), como en lo musical y moda. De a poco regresaron las polainas, el tiro bajo, el flúor o los jeans desgastados. También empezaron a verde similares a los JNCO (pantalones “hardcore” como se lo conocía en los 00), reiterando que se trata, una vez más, de un proceso cíclico de la historia, aunque, de momento, sin evento apocalíptico anunciado a la vista, más allá de la decadencia del capitalismo tardío marcado por el anarcocapitalismo de las grandes corporaciones.